Casual CEO: la revolución de la vestimenta en los negocios

Los códigos de vestimenta empresarial, y más concretamente en la figura del CEO, están cambiando de forma radical. Primero, fue Silicon Valley batiendo a Wall Street, en el centro del futuro poder empresarial, y recientemente, al impacto de nuestro modelo de consumo en el impacto medioambiental y social.

¿Qué tienen más sentido? ¿Una vestimenta “formal”, o una “informal”? ¿Qué llevemos ropa de marca de lujo, o apostemos por un consumo responsable de diseñadores locales, o que solo vistamos ropa “eco”? Todo depende del mensaje que queramos trasladar con nuestra imagen, en un entorno, donde cada vez más el CEO de una compañía no solo se ha convertido en un canal de comunicación, a través de sus redes sociales, sino además como un altavoz del propósito y valores de una compañía.

En una investigación de Harvard que exploraba la reacción de los comportamientos ante la vestimenta, como usar zapatillas en un entorno profesional o entrar en una boutique de lujo con ropa de gimnasio, ya arrojaba una sorprendente conclusión:  se atribuye al “casual wear” mayor estatus que desaprobación social. Además, a esto hay que sumarle, el aumento de la preocupación sobre los aspectos sociales y medioambientales, como la desigualdad social de clases y el impacto medioambiental (que como todos es sabido, la industria de la moda es el segundo sector más contaminante y menos eco del planeta). Por lo tanto, no es de extrañar que empecemos a ver a CEOs de las grandes corporaciones del planeta vistiendo de manera cada vez más informal, y con prendas discretas y poco ostentosas.

La adhesión a las reglas y normas sociales son motivadas por el deseo de lograr la aceptación social y evitar sanciones negativas como la desaprobación, el ridículo o la exclusión. Nos encontramos con que, en ciertos casos, los comportamientos “no conformes” pueden llevar a inferencias de mayor estatus en los ojos de los demás. Los “nuevos” ricos señalan su posición al renunciar a los recursos financieros para la compra de artículos de lujo caros. Los individuos muestran que no necesitan estos beneficios porque ya poseen un alto estatus. Además de trasladar un mensaje de preocupación por el medioambiente, renunciando al consumismo.

¿Deberíamos jubilar nuestros zapatos elegantes y trajes, y empezar a usar ropa casual y zapatillas de deporte para trabajar? ¿Deberíamos renunciar a las marcas tradicionales sin conciencia social, por aquellas que apuestan por la economía circular y el consumo de proximidad?  El aumento de nuestro estatus a los ojos de los demás es claramente un objetivo importante, ya que nos puede otorgar poder e influencia dentro de nuestros grupos y organizaciones sociales. Pero la respuesta es compleja, depende de la circunstancia y el momento.

En España, en general, la alta dirección de las grandes empresas siguen siendo muy protocolarias y estrictas, todos visten más o menos igual. Se empiezan a vez algunos nuevos líderes, especialmente de la nueva economía o la empresa familiar de las nuevas generaciones, donde empiezan a utilizar “looks” mucho más informales, incluso “conscientes” en muchos casos”.

Sin duda, en los próximos años van a cambiar todos los códigos de vestimenta empresarial. Y aunque siempre existirán los trajes y los traje-chaqueta, van a convivir con un código de “vestimenta por ocasión” no por estatus, promovido por el teletrabajo y por la nueva ola de marcas de moda con consciencia social y medioambiental.

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