Cuando se vive una revolución tecnológica, social y comercial de la envergadura de ésta que estamos viviendo es imprescindible tener un equipo directivo, con los conocimientos, experiencia y habilidades ‘humanas’ capaces de hacer frente a tales retos, y transformar culturalmente la compañía. Para ello, suele ser necesaria una reestructuración del comité ejecutivo, para que esa “sabia nueva” cale en la organización y la impregne en un nuevo modelo cultural y operacional.
Sin embargo, cuando uno analiza los consejos de administración y comités de ejecutivos de las grandes empresas no nativas digitales, se percata de los pocos cambios que han realizado en los últimos años y, por lo tanto, las condena a una lenta o inexistente transformación, con el peligro que ello conlleva.
Hay cientos de estudios y libros sobre cómo crearlo y hacerlo eficiente, pero ninguno de esos autores o profesores ha vivido un momento tan especial y delicado como éste, ni tan siquiera la propia revolución industrial es comparable.
Los factores que enumero a continuación de cómo crear un buen comité ejecutivo es fruto del ‘seny’ y de la observación de aquellas compañías que han sabido adaptarse exitosamente a la revolución tecnológica o simplemente son nativos de esa revolución.
Vaya por delante que no existe un modelo exitoso, sino personas que hacen que los modelos tengan éxito.
1º Performance ejecutivo
Los miembros de un comité ejecutivo han de ser las personas más capaces de la organización. No ha de ser un premio o un privilegio “por los años de servicio”, sino un compromiso de gestionar un proyecto en un momento determinado. Como si de un deporte de élite se tratara, no siempre todos los jugadores están para jugar todo el partido.
Una correcta evaluación de capacidades, tanto a nivel individual como colectivo, es vital. No podemos tener personas en el comité ejecutivo que no respeten y valoren sus colaboradores. Si un comité ejecutivo es seleccionado “a dedo”, la probabilidad de crear un ambiente de meritocracia es elevado.
2º Composición y tamaño del comité
Para que un comité ejecutivo sea operativo y aporte valor ha de estar compuesto por el número más pequeño de personas posibles que representen las grandes áreas estratégicas de una compañía.
Según el sector puede variar un poco, pero hay áreas que jamás pueden faltar en una revolución tecnológica. Lo ideal sería: Personas, Marketing & Digital, Innovación, Comercial, Operaciones (Financiero, Legal, entre otros).
Yo soy muy amante de las organizaciones líquidas, sin mucho organigrama, con lo que fuera de este “core team” invitaría a personas clave de la compañía para temas específicos, pudiendo tener un comité ejecutivo “líquido” que se amplía o acorte según la agenda de cada reunión o las necesidades del momento.
Es muy triste ver comités de algunas empresas sin áreas tan críticas como la de Recursos Humanos, Marketing o la Innovación. Mal mensaje para la compañía y futuro comprometido.
3º Modelo y cadencia
Yo en general soy poco amante de las reuniones, creo que el Siglo XXI, -con los avances de la tecnología y la información que ayudan a hacer transparente la gestión-, los encuentros se han de reducir a reuniones muy ejecutivas, para tomar decisiones de gestión muy concretas.
Para ello, con una al mes, debería ser más que suficiente. La clave es establecer una agenda muy bien trabajada y una información previa a la reunión muy detallada. Para ello, es fundamental, tras cada reunión, que se elabore un acta con los acuerdos tomados.
Prohibido realizar reuniones para repasar números, reportar proyectos o temas del día a día, simplemente no tienen sentido y es una gran pérdida de tiempo y de motivación. Los comités ejecutivos son mementos de calidad, donde todos los “champions” de la compañía debaten y acuerdan proyectos y medidas, no pierden el tiempo analizando datos.
4º Estilo
La clave de un comité ejecutivo es que ejecute. Ese estilo ha de ser abierto, modelo de mesa redonda, dónde cada persona es un voto, y la discusión y el debate es la herramienta de trabajo, y donde la confianza es un valor fundamental. No puede convertirse en una reunión para satisfacer al presidente o CEO, y menos aún subir los temas ya pactados o negociados con los miembros del comité.
Estaríamos convirtiéndolo además de una pérdida de tiempo, en un meeting electoral. A un miembro del comité ejecutivo se le paga por representar a un colectivo de la empresa, un área de conocimiento y defender los intereses de toda la compañía, por encima de las personas y de él mismo. Se ha de proteger y velar por tomar las mejores decisiones para el futuro de la empresa, aunque éstas incomoden a los propios miembros de la misma, incluso al mismo presidente o CEO.
Las empresas que tienen este tipo de comités ejecutivos no solo son exitosas, sino que están lideradas por Presidentes y CEO del Siglo XXI, con una orientación a las personas, a la excelencia y la innovación, básicos para los grandes retos del Siglo XXI.