A nadie le es indiferente el tema ecológico. Todos hemos desarrollado una sensibilidad sobre la sostenibilidad del planeta, hoy en día en peligro. Diariamente vemos como desastres naturales destruyen países, como vertidos tóxicos envenenan nuestros océanos y como el calentamiento del planeta deshace los polos….
El principal desafío para los gobiernos, los consumidores y las empresas (con o sin recesión) sigue siendo la búsqueda de una sociedad más ambientalmente sostenibles y económica. Pero paradójicamente, los consumidores, no estamos dispuestos a renunciar a prestaciones, diseño o utilidades de nuestros productos o servicios a cualquier precio:
* El 40% de los consumidores dicen que están dispuestos a comprar productos ecológicos, pero sólo el 4% de los consumidores realmente compra cuando se les da la opción. (Fuente: Journal of Marketing, septiembre de 2010)
* El 58% de los consumidores mundiales piensan que los productos respetuosos con el medio ambiente son demasiado caros, mientras que el 33% piensan que esos mismos productos no son tan “ecológicos”. (Fuente: GfK Roper, septiembre de 2010)
Por este motivo es importante capitalizar la tendencia de lo ecológico o ecología cool (además de una obligación moral), pero hay que dotarle de “moda” y “accesibilidad económica”. Han fracasado muchos productos ecológicamente sostenibles, pero caros y/o “poco atractivos”. Veamos algunos ejemplos de éxito:
Ovopur, es un dispositivo de agua bien diseñado de depuración natural y es respetuoso del medio ambiente, o el Stealth Toilet, es un lavabo que contiene un sistema de descarga que sólo utiliza 0,8 litros de agua por descarga (ahorro de la familia promedio de aproximadamente 80.000 litros de agua cada año), o la Renault DeZir, un coche ‘verde’ deportivo que acelera de 0 a 60 Km/h en cinco segundos, o la bombilla de bajo consumo de diseño de Philips-EnduraLED …
Todos estos productos tienen varias características en común para ser exitosos:
1º Son respetuosos con el medio ambiente
2º Son “trendy”, en su diseño o concepto
3º Son económicamente accesibles para la clase media
4º No son más caros que sus homónimos “no respetuosos” con el medio ambiente