Un robot llamado Todai realizó recientemente el examen de ingreso a la prestigiosa Universidad de Tokio en Japón
El resultado fue que este robot superó al 80% de todos los alumnos que se presentaban al examen, consistente en siete secciones que incluían matemáticas, inglés y una parte escrita de ensayo.
Teniendo en cuenta que el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) se encuentra aún en su período inicial y que, según la ley Moore, en 2024 un ordenador tendrá la misma capacidad de computación que el cerebro humano, podríamos afirmar que los conocimientos que se están impartiendo en las universidades son totalmente inútiles. Es obsoleto porque todos esos conocimientos y habilidades en los que estamos formando a nuestros jóvenes los puede realizar sin ningún esfuerzo un robot y por proyección estadística.
Hoy en día nuestros estudiantes se dedican a ingerir hechos y los escupen, en vez de absorber el significado de sus estudios: eso lo pueden hacer mejor las máquinas. Los seres humanos sobresalen en el reconocimiento de patrones, proyectos creativos y resolución de problemas, no en memorizar por memorizar.
Al igual que hizo el profesor de bioquímica de Boston Isaac Asimov en 1983, que escribió un ensayo para predecir el futuro que nos sitúa 35 años después—es decir, hoy—, predigo en mi libro El tsunami tecnológico que en los próximos 35 años (2054), más del 50% de los empleos actuales estarán realizados por robots, especialmente los basados en tareas mecánicas, físicas (operarios, policías, teleoperadoras), de análisis, estadística, cálculo (abogados, arquitectos, etc…) o en procesos (comerciales, consultores, médicos, etc…).
Al igual que lo es mi libro, Isaac Asimov, era muy optimista con el impacto de la tecnología en la sociedad y acertó muchas predicciones, como la computerización de todos los empleos y hogares, igual que el hecho de que crearía más empleo del que se destruiría.
En este punto soy un poco menos optimista, dado que no creo nos dé tiempo de reciclar a todas las personas que YA se están quedando fuera del mercado laboral, a la vez que se incorporan las nuevas profesiones, por la lentitud que observo en adaptar los sistemas educativos, especialmente los de ámbito público.
Ya en el año 1983 Asimov visualizaba al ordenador como elemento central de la educación, relegando al profesor como un mero guía de la enseñanza. Lamentablemente no ha llegado aún ese momento. Y me lamento puesto que seguimos utilizando el método de la memorización como eje central de la enseñanza, cuando, como ya ha demostrado el robot Todai, esta función la pueden hacer las máquinas.
Además brillan por su ausencia los modelos de aprendizaje más prácticos y, especialmente, algunas materias del ámbito artístico y filosófico. ¿Cómo vamos a crear un nuevo tejido empresarial en nuestro país con déficit de ingenieros, cibernautas, programadores, especialistas en robótica, inteligencia artificial, 3D print, etc….? ¿Y qué vamos a hacer con el exceso de médicos, abogados, etc…? Dejo esta pregunta abierta a la reflexión.
La manera en que los humanos coexistamos con la IA es algo en lo que debemos pensar cuidadosamente. Al mismo tiempo tenemos que pensar con prisa, porque el tsunami ya ha empezado…