Sirva este post como tributo a mi querido Jaime Carvajal y Hoyos, fallecido de manera repentina la semana pasada, de un ataque al corazón a los 56 años, al cual tuve la suerte de conocer, disfrutar y colaborar los últimos 20 años. Si tuviera que resumir a Jaime con una frase, utilizaría: “gente buena-buena gente”.
En la vida uno se encuentra a todo tipo de personas y personajes que van y vienen. De todos ellos muy pocos cumplen con la condición de “amigos”; es decir, esas personas dispuestas a ayudarte y escucharte en todo momento. En esa (corta) lista estaba mi amigo Jaime Carvajal.
Nuestra historia se remonta al momento de su nombramiento como Director General del Banco Sabadell en Barcelona: nos conocemos por razones profesionales. Desde el primer momento, conectamos intelectualmente, ya que Jaime es una de las personas más inteligentes que he conocido, pero, a medida que pasaba el tiempo, nos unió la parte humana, en la que no tardé en darme cuenta de que Jaime era un ser único.
Jaime Carvajal: Un ser humano en mayúsculas
Nuestra relación estaba condenada a la nada, dado que proveníamos de clases sociales y estirpes familiares completamente distintas (yo de padres obreros y él incluso contaba con títulos nobiliarios), pero nuestros proyectos, inquietudes y compromiso social eran parejos. De hecho, jamás hablábamos del pasado o de nuestras raíces, solo del futuro, y de las cosas que podíamos hacer y solucionar, especialmente en lo referente a nuestra querida Cataluña. Yo como catalán viviendo en Madrid y él como madrileño viviendo en Barcelona.
Fueron muchas comidas y maravillosas tertulias sobre nuestro amor a Cataluña y a España, y tuvimos que ver, con gran pena y estupor, la escalada de odio y repulsa que ya hace 20 años empezaba a fraguarse. Fruto de esas inquietudes, Jaime fundó, entre otras muchas iniciativas, la Fundación Juntos Sumamos, en la que tuve el honor de estar con él desde el principio, pensando y tendiendo puentes de dialogo y amor entre Cataluña y el resto de España.
También nos unió el emprendimiento, casi a la par él fundaba Arcano y yo Daemon Quest, y disfruté de ver cómo ser convertía en una de la “boutiques” de gestión de fondos de este país, con mucho trabajo, tesón y humildad.
Jaime y yo proveníamos de clases sociales totalmente diferentes, pero nuestros proyectos, inquietudes y compromiso social eran parejos
La pasión que Jaime tenía por los proyectos empresariales, y sociales solo se equiparaban al amor a su familia y amigos, que me transmitía siempre que nos veíamos.
Jaime era un ser humano en mayúsculas. Siempre dispuesto a ayudarte, atento, elegante y humilde, condiciones solo a la altura de los grandes hombres y personas brillantes como él.
Desde que se fue hace unos días, ha dejado un vacío en nuestros corazones y vidas insustituible.
Me quedo con nuestro último proyecto sobre el que estuvimos hablando antes de verano, Equipo País, en el cual los dos habíamos sido seleccionados. Nunca olvidaré la ilusión de tener más excusas para estar juntos y poder seguir aportando nuestro granito de arena para hacer del nuestro un país mejor.
Jaime, nunca te olvidaré y tu legado perdurará para siempre.
Gracies, amic meu!!