La filantropía ha estado muy ligada a la empresa familiar y a los grandes empresarios a lo largo de la historia. Si analizamos el top ten de los filántropos en el mundo, en la actualidad encontramos personas como Bill Gates, Warren Buffet, George Soros, Mark Zuckerberg o la Familia Walton (Wallmart). Si nos fijamos en España también surgen nombres como Amancio Ortega, Esther Koplowitz, la familia March o la familia Areces, entre otros.
El término filantropía designa, en general, el amor por el género humano y por la humanidad, expresada en la ayuda desinteresada a los demás.
Etimológicamente, la palabra deriva del griego ????? (philos o filos) y ???????? (anthropos), que se traduce como “amor” (o “amante de”, “amigo de”) y “hombre”, respectivamente, por lo que filantropía significa “amor a la humanidad”. Su antónimo es misantropía.
Los donativos a organizaciones humanitarias, personas, comunidades; el trabajo en favor de los demás, directamente o a través de organizaciones no gubernamentales con fines no lucrativos; así como el trabajo de voluntario para apoyar instituciones que tienen el propósito de ayudar a las personas y mejorar sus vidas, son considerados actos filantrópicos, siempre y cuando no estén movidos por intereses.
Si hacemos una radiografía de la Filantropía en España, la gran mayoría del capital donado proviene de los particulares. En concreto, un 65% de todas las donaciones proceden de personas con nombres y apellidos. Unas 2,6 millones de personas aportan unos 800 millones de euros a este tipo de causas. Las corporaciones y sus fundaciones aportan unos 85 millones (un 6% del total) y de las 160.000 fundaciones que hay en España muy pocas son familiares, las cuales se estima que también aporten otros 85 millones.
El pasado fin de semana tuve la oportunidad de participar en el XIII encuentro del Forum Familiar en Lisboa, donde el tema central fue la filantropía. En este encuentro se reunieron los miembros de las principales familias empresarias de nuestro país y tuve le oportunidad de participar en una mesa redonda con María Entrecanales de Fundación Balia, Pedro Lantero de Fundación Tomillo, y Maite Arango Presidenta de Ashoka, tres grandes filántropos de nuestro país.
Las gran conclusión es que aún nos queda mucho por hacer en España, y es vital que la empresa familiar sea el motor de la filantropía por el hecho de que es el gran generador de valor y economía, muy por encima del Estado y las instituciones.
Además, hoy más que nunca se ha convertido en un elemento estratégico para la empresa familiar por dos grandes razones:
· La primera porque “une” a las familias empresarias (el 70% desaparecen o dejan de serlo antes de la tercera generación). El amor siempre ha sido un elemento integrador y de cohesión.
· La segunda porque el mercado lo demanda. El nuevo consumidor, más informado y sensibilizado por los problemas sociales y medioambientales del planeta, quiere que las empresas sean actores activos de este cambio o por lo menos que no contribuyan a empeorarlo (según un estudio de Forética, el 44% de los consumidores declaran que dejarían de comprar un producto o servicio de marcas o empresas que tuvieran problemas con la sociedad o el medioambiente).
Como colofón de la jornada nos acompañó Cristobal Colón, Fundador de la Fageda, un ejemplo de emprendedor social, que con su empresa de productos lácteos, emplea a más de 300 personas, la mayoría con discapacidad psíquica, y se ha convertido en una de las marcas más reconocidas en Cataluña, plantando cara a Danone. Además, este mismo año la ha convertido en Fundación y celebra encuentros trimestrales con futuros empresarios y emprendedores para que “copien” su modelo de éxito y lo exporten por todo el mundo… sin duda un ejemplo de filantropía y éxito empresarial.
Estoy convencido de que las empresas familiares que sobrevivan a la transformación tecnológica y se adapten a la evolución del consumidor, serán aquéllas que entre otras cosas, desarrollen la filantropía y las inversiones de impacto social en el centro de la estrategia de su organización. Con ello conseguirán además de unir a la familia, hacer prosperar el negocio y, sobre todo, llenarles el corazón de satisfacción por ser actores del cambio y por contribuir a mejorar el mundo.
