Innovación, creatividad, experimentación y fracaso. Si centramos la atención en cada uno de estos términos, el único que conlleva una clara connotación negativa es éste último: Fracaso. Pero, ¿qué es el fracaso? El fundador de Honda, Sochiro Honda, lo relaciona directamente con el éxito: «El éxito es un 99% de fracaso».
Surgen entonces varias preguntas: ¿cómo de malo o necesario es un fracaso? ¿Realmente es ésta la palabra para designar al tira y afloja desde que surge una buena idea hasta que ésta toma forma y se concreta en una realidad?
De ahí llegamos a otras consideraciones como: ¿apoyan las empresas este proceso de gestación, -que sí, conlleva necesariamente fracasos-, por el que se alimenta la creatividad de las personas para llegar a crear ideas valiosas, -que ahora sí-, lleven al éxito a una compañía?
Son muchas preguntas, pero todo se hila de acuerdo a una tendencia no muy positiva con respecto al apoyo que las grandes organizaciones hacen de las propuestas a nuevos proyectos: asumen pocos riesgos. Se riega poco o nada la capacidad creativa e innovadora de los equipos. Una paradoja, si nos ponemos a pensar en el tipo de cultura que impera hoy en las grandes corporaciones: la cultura del éxito.
Buscamos triunfar y tocar lo más alto de la cima: ¿pero quién apoya a la persona que se atreve a decir en alto su idea, a tratar de convertirla en algo tangible, aunque ésta no consiga llegar a buen puerto? Y lo que es peor: ¿quién aplaude también la valentía de atreverse antes que el haber llegado a la meta? Otra respuesta clara: nadie.
La relación del fracaso y la innovación
Hay que entender que debemos pasar de esa cultura que aplaude los éxitos, para pasar a una cultura de la innovación, aquella que incentiva la creatividad, que asume el riesgo, que entiende el valor del fracaso y que, en último término, aplaude el éxito fruto de una innumerable cantidad de ensayos y errores.
En resumen: la innovación proviene del fracaso, según explica la profesora titular en Gestión de la Innovación y el Emprendimiento en Grenoble (Francia), Severine Leloarne: “Todas las innovaciones de productos grandes e innovaciones de procesos provienen del fracaso”.
Así, la clave para sacar adelante un buen proyecto se define por cómo nos enfrentamos a él, argumenta Laurence Lehman Ortega, profesora afiliada en Estrategia y Política comercial en HEC Paris Executive Education: “En lugar de abandonar una iniciativa fallida, si usted es capaz de entender y aprender lo que salió mal, entonces podrá mejorar su oferta, producto o servicio y volver a intentarlo y, esta vez, ser más creativo e innovador”.
Muchos productos de éxito, como las famosas notas Post-It, han sido el resultado de un experimento fallido. El adhesivo para Post-It se creó por accidente y 12 años después acabó convirtiéndose en un producto alternativo.
Pero, ¿por qué tan pocas organizaciones tienen una cultura en la que la capacidad de fracasar o experimentar sea una parte valiosa de la innovación? ¿Cuáles son las barreras organizacionales ante esta mentalidad? Volvemos al principio: las barreras son todas y la capacidad de entender la figura del fracaso como algo positivo para una compañía es algo casi nulo.
Las barreras burocráticas a la innovación
Son más las pequeñas o medianas empresas las que aprenden a entender el valor de asumir riesgos: sí, precisamente las que tienen menos recursos a su disposición, pero sí la voluntad para querer crecer.
Paralelamente, esas barreras ‘burocráticas’ comienzan a derrumbarse poco a poco, o al menos a verse alternativas. “3M, la compañía que según los informes vende 50 mil millones de Post-It en 100 países cada año, permite a sus científicos e ingenieros utilizar el 15% de su tiempo en sus propios proyectos”, comenta Uri Baruchin, jefe de estrategia de The Partners.
Por su parte Adobe está haciendo algo realmente interesante con su esquema de Red Box: Cualquier persona en la organización puede desarrollar una idea y recibir una “caja roja” que incluye las herramientas y técnicas, además de una tarjeta de crédito de $ 500 para probar cosas nuevas aunque no funcionen.
Somos humanos, y como tal reaccionamos con fuerza, con fuerza y mal, a la palabra ‘fracaso’. Pero la esencia está en creer y fomentar la creatividad, y con ello, esa cadena que te lleva a la innovación, creación y al éxito. Es muy complicado probar y conseguir el éxito a la primera, la manera en la que afrontamos y entendemos el fracaso es lo que nos permite mejorar, reformular, y por fin, llegar al resultado esperado. En definitiva: es nuestra ‘voluntad de mejorar’ la que finalmente nos lleva a alcanzar ese éxito.