El impacto de la nueva ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 3 de septiembre, sobre los fabricantes de bollería industrial, en plena crisis de las marcas.
Seguramente, sobre todo si tienen hijos, habrán escuchado en las últimas semanas la polémica suscitada a raíz de la prohibición de la bollería y ciertos refrescos en los colegios e institutos. El origen de esta controversia se haya el anteproyecto de Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 3 de septiembre.
A través de dicha medida, se persigue, entre otros aspectos, obligar a las industrias a utilizar tecnologías e ingredientes para que minimicen el contenido de grasas trans en la cadena alimentaria. También se prohíbe la venta de alimentos y bebidas que no cumplan con una serie de requisitos nutricionales que se establecerán por parte de expertos en nutrición durante el desarrollo del proyecto de Ley.
Desde hace varios años, existe un compromiso de autorregulación del sector de las máquinas expendedoras para reducir la presencia de estos productos en los colegios, lo que ha supuesto la práctica desaparición de los refrescos, pero no de la bollería que ahora pasan al primer plano de la polémica.
Entre las voces críticas ante este anteproyecto se encuentran representantes de las compañías afectadas así como algunos médicos quienes consideran que la iniciativa es inútil a la hora de combatir la mala alimentación de los menores y defienden que la obesidad infantil está causada por múltiples factores.
Asimismo, la crítica al Ministerio recae en las observaciones de fondo realizadas desde estas organizaciones y demandan un mayor consenso para aprobar dicha Ley.
A ello se añade, que las compañías afectadas tendrían especiales dificultades para abordar las modificaciones exigidas en los procesos de producción con los nubarrones de la crisis pendiendo todavía sobre sus cabezas.
No cabe duda de que la naturaleza de la medida se nos antoja positiva. Respondan a la siguiente pregunta: ¿Preferirían que la comida que sus hijos ingieren sea más saludable o, por el contrario, contenga grasas y otros productos que faciliten la obesidad, el colesterol y la hipertensión?…
Ahora viene lo más difícil, ¿qué están haciendo, o van a hacer, las empresas afectadas por esta nueva Ley? ¿Había indicios en el comportamiento de los consumidores de que esto terminaría ocurriendo? Es indudable que sí, porque hace mucho tiempo que las empresas de bollería industrial y bebidas comenzaron a sacar al mercado productos “light”. Pero no es suficiente porque las llamadas “versiones ligeras” no son aptas para un consumo diario. Conclusión: sea como sea, si incluimos este tipo de alimentos en nuestra dieta debemos hacerlo con moderación y como en el caso, por ejemplo, del alcohol, practicando un consumo responsable.
La concienciación del Gobierno con lo que muchos han denominado “los grandes males del siglo XXI”, como por ejemplo la obesidad, reaviva el debate nutricional entre grandes compañías, médicos y consumidores.
La discusión entre alimentos sanos y atractivos vuelve a estar servida. Esperamos que entre todos seamos capaces de encontrar el equilibrio y sepamos transmitirlo a futuras generaciones.