El mejor arte es hacer felices a las personas

Esta famosa frase –‘El mejor arte es hacer felices a las personas’- de Phineas Taylor Barnum, me ha inspirado toda la vida. Para los que no os suene este hombre, es probablemente el padre de lo que hoy hablamos el “entertainment” y, entre muchas excentricidades y genialidades, inventó el circo.

Yo no concibo pasar un minuto de mi vida sin felicidad y, en consecuencia, en ayudar a los demás a ser felices. Lamentablemente hay gente que no entiende este concepto, incluso me atrevería a decir que les aterra. Pero la realidad es que todo ser humano necesita reír: y es que no hay mejor tesoro que la felicidad.

En el mundo de los negocios y las empresas hay un gran déficit del culto a la felicidad, y además de bien-estar, hay cientos de estudios que asocian la felicidad de los empleados a la productividad, las ventas y la retención de talento, sin duda drivers críticos.

Especialmente recomendable es el Happinnes Research Institute, dónde además de estadísticas podréis realizar un ‘Masterclass in Happiness’. Pero, por encima de las estadísticas, está el sentido común. No debería existir ningún alto ejecutivo de empresa que no tenga entre sus prioridades la felicidad de sus colaboradores, más allá de la rentabilidad, es por dignidad humana y salud.

Probablemente uno de entre muchos ejes que producen la felicidad es el entretenimiento. Como dijo el gran PT Barnum: “Soy un showman por vocación y el dinero no me convertirá en nada mejor”. Qué poco cuesta sorprender a tus colaboradores, hacerles soñar, creer, ilusionar: ¿Por qué no convertimos cada evento o encuentro en algo especial? ¿Que cuesta? En vez de eso convertimos nuestras convenciones y reuniones en sesiones maratonianas de Power Point: aburridas, pesadas y que consiguen todo lo contrario de lo que queremos lograr con ese intercambio.

Soy un firme defensor del entretenimiento como herramienta para comunicar y motivar a los equipos. He tenido la suerte de disfrutar de sus beneficios cientos de veces. Si ahora estáis pensando algo parecido a “este tipo quiere convertir las empresas en circos”, pertenecéis a ese grupo de personas que quemaba los circos de Barnum por que no los entendía y tenían miedo a la felicidad.

¿Cómo llevar el entretenimiento a la realidad de las empresas?

Sin ir más lejos, hace unas semanas me reuní con un alto ejecutivo que me comentaba acerca de una convención de su empresa: “lo importante son los discursos, lo otro es un gasto”. Por suerte cada vez somos más los ejecutivos que apostamos por convertir nuestras empresas en sitios maravillosos dónde trabajar.

Hay muchas empresas que se sirven del “entertainment” como herramienta de marketing, pasando por supuesto por Apple y sus magníficas presentaciones de producto: ¿Os imagináis que en vuestra convención de empresa aparezca por sorpresa U2 con vuestro presidente? O las ya míticas convenciones en San Francisco de SalesForce anuales, que literalmente toman la ciudad.

No cuesta nada hacer feliz a la gente, simplemente ríe, que es contagioso. No cuenta nada entretener a la gente, simplemente no les aburras. Necesitamos empresas más humanas, que puedan atraer talento y retener a los mejores, para afrontar los grandes retos del mercado. Si no lo haces tú, no tengas dudas de que lo hará tu competidor.

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