Mirando a los ojos de la pobreza

La semana pasada tuve la oportunidad de cumplir un sueño que tenía desde siempre, vivir una experiencia de cooperante social. El destino hizo que fuera con la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur, India. Evidentemente lo que yo viví no fue ni por asomo a lo que realmente se dedican los cooperantes dado que solo pasé 10 días en el campus de la fundación. Durante esos días sin embargo pude visitar todos los proyectos que tienen en la India, y convivir con los voluntarios y la familia Ferrer. Gracias a esto pude experimentar en primera línea la extraordinaria labor de las personas que dedican toda su vida a los demás, dando todo a cambio de nada y de todo a la vez.

¿Puede tener algo más valor que el abrazo de un joven discapacitado, al que les has evitado una vida condenada a la desgracia? Sí, cuando percibes el amor y la gratitud infinita de esa persona. Con una sola mirada o un gesto es suficiente.  Es un regalo que te da la vida y que supera a cualquier bien material o reconocimiento que alguien pueda tener. 

He tenido la gran fortuna de vivir la gratitud de una familia a la que la fundición había regalado una casita, para que pudieran tener un hogar digno, seguro y alejado de las enfermedades provocadas por la falta de higiene. Y solo con sus miradas y gestos de amor, han dicho mucho más que con cualquier palabra. También experimenté el comunicarme con adolescentes sordo mudos, con una pizarra y miradas que dicen mucho. Estos chicos me mostraron que tan solo quieren tener una oportunidad para poder progresar en la vida.

He visitado poblados en el sur de la India, que paraban sus vidas solo por agradecer nuestra visita y preocuparnos por ellos. Detenían su vida para recibir medios básicos de educación y sanidad, algo que no debería ser un privilegio. Esta gente ha sido totalmente olvidada por un sistema depredador que solo premia a los que tienen más recursos, concentrándolos en ciudades híper pobladas. Un sistema que ha convertido a gente humilde en pobres de solemnidad.  Aún me estremezco al recordar un mensaje traducido al español de un indígena que decía: “habéis hecho más por nosotros que ningún gobierno nunca”.

Cuando uno mira a la extrema pobreza a los ojos, se da cuenta de la gran injusticia que estamos provocando en un mundo cada vez más desigual.  En estos momentos el 0,7% de los seres humanos atesoran el 50% de la riqueza del mundo, mientras el 75% tan solo tienes el 3%. ¿Es eso justo? Sin duda, no. El sistema capitalista que hemos construido, y que tanto progreso nos ha generado en los últimos 100 años, está incrementando esa desigualdad social. Y además  está provocando una degradación del medioambiente que es casi irrecuperable.

Visitando el mausoleo del Padre Vicente Ferrer, leo “cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de ayudar en todo lo que pueda a remediar el sufrimiento, la pobreza y la injusticia”. ¿Qué haces tú o tu empresa por los demás, por los desfavorecidos, por el planeta? ¿Ganar dinero? ¿Solo? 

La clave es cómo se gana y para qué se gana. Si solo es para enriquecer a unos pocos a costa de muchos y del planeta, no tiene sentido. Un país o una sociedad se define en cómo trata a los más vulnerables o necesitados y al medioambiente.

Sin duda me voy con un regalo de vida que os invito a que experimentéis, he recibo tanto amor y gratitud en estos días que me ha llegado a desbordar…No perdamos nunca la capacidad de amar, de dar, de ayudar, de socorrer, porque eso es lo que nos dará el verdadero sentido a nuestras vidas, nos dará la verdadera felicidad, y sin duda construirá una sociedad más justa y próspera para todos.

“La maldad es pasajera, mientras que el amor siempre perdura”

Padre Vicente Ferrer

1 comentario en «Mirando a los ojos de la pobreza»

  1. muy buen mensaje, señor Ángel justamente esto es lo que el mundo se le ha olvidado, por la insaciable ambición de cada vez tener mas, así que su prójimo no posea nada, esto ha sido una enfermedad en la humanidad que pareciera no sanar.

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