La generosidad frente al individualismo en la empresa del Siglo XXI

Vivimos en una sociedad en la que parece que el éxito sea la única meta. Todo gira en torno a conseguir ser mejores, más rápidos, más ricos,  más listos. En definitiva, en ser más que alguien. Este veneno que lo contagia todo provoca muchos efectos, la gran mayoría desastrosos. Es cierto que sin orientación al éxito no habría progreso o avance en casi ningún aspecto de nuestro de nuestra sociedad. El problema llega cuando esa meta se convierte en algo insano y se logra por comparación o por haber vencido a otros.

Y, por si esto no fuera suficiente, el fracaso está mal visto. Es decir, toda la sociedad está orientada al éxito y da la espalda al fracaso, en consecuencia, es una guerra entre vencedores y vencidos. Esto provoca que, en cualquier aspecto de la vida, especialmente en la de los negocios, sea una batalla constante por derrotar a tu compañero o colega de trabajo.

Pero, ¿qué pasaría si el éxito no fuera ganar sino dar? Los que hemos tenido la suerte de practicar la filantropía lo sabemos muy bien. El placer que te produce dar y ayudar a los demás es inmensamente superior a los éxitos individuales. Es un efecto poderoso que ningún reconocimiento individual puede igualar.

 

Los nuevos retos del entorno empresarial

Uno de los principales problemas de nuestro sistema empresarial es su falta de generosidad. Las organizaciones se están enfrentando a una transformación tecnológica sin precedentes y eso les obliga a captar nuevo talento con habilidades distintas y, en ocasiones, con edades más jóvenes que la media de la empresa, trabajando así de una manera distinta a la conocida. Eso produce un choque cultural que requiere de una generosidad poco común.

Es imposible que la ‘old economy’ se adapte al nuevo entorno empresarial y competitivo con la cultura del ‘yo gano tu pierdes’. Se han de aplicar nuevos modelos culturales en la empresa que premien el DAR por encima del CONSEGUIR. Es decir, hay que premiar el CÓMO además del CUÁNTO. Cuando un empleado es premiado por dar, compartir, regalar, independientemente del resultado, el efecto es brutal.

Las empresas más exitosas que conozco son máquinas de trabajar en equipo, de ser transversales, de colaborar, de potenciar la generosidad entre empleados. Se convierten en ecosistemas, en tribus, en máquinas perfectamente preparadas para adaptarse a los nuevos retos del mercado y hacer frente a los nuevos competidores.

Haced la prueba, mañana mismo invitad a un café a cualquiera de los colaboradores de vuestra compañía, mejor si es uno con el que tenéis más conflicto, y decidle: “¿en qué te puedo ayudar?”, comprobaréis el poder de la generosidad enseguida. O mejor aún, trabajad en un proceso excelente y dad un paso atrás para que lo presente otro compañero del equipo, alucinaréis. La generosidad y el concepto del ‘nosotros’ versus el ‘yo’ es tan poderoso y enriquecedor que olvidaréis rápidamente el estúpido placer del éxito individual.

Empleados como reflejo de los líderes

Lógicamente, transformar una empresa anclada en la cultura del éxito y en la que siempre ha primado el éxito frente al fracaso, no es algo fácil ni rápido. Es un proceso TOP-DOWN, en el que los empleados son el reflejo de los líderes: si los directores son despiadados y no dedican tiempo a cultivar estos valores, la transformación será imposible.

Como terapia de choque para poder dar un giro urgente e imprescindible en tu organización te propongo los siguientes pasos:

1º Diseñar un ‘nuevo’ propósito de la empresa, que sea motivador y aspiracional.

2º Rediseñar los valores de la empresa.

3º Hacer una evaluación de clima laboral.

4º Cambiar los incentivos, dando más peso al CÓMO que al CUÁNTO.

5º Establecer unas ‘Golden rules’ a los equipos directivos, para que dediquen un mínimo del 20% de su tiempo a ayudar a sus equipos y a otros departamentos.

6º Despedir de inmediato a las personas ‘tóxicas’ independientemente de sus resultados.

7º Cambiar al 100% del equipo directivo de departamento, para que entiendan el valor del trabajo de sus compañeros.

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