La industria de la movilidad está experimentando un cambio sin precedentes los que hasta ahora se han considerado los principales modos de transporte.
En los últimos diez años, se han invertido en todo el mundo más de 375 mil millones de dólares en nuevas empresas de Mobility Tech. Esto supone que alrededor del 12% del capital riesgo total de todos los sectores recaudados en el mismo período de tiempo. A pesar de estos avances masivos en la innovación de nuevos modos de transporte, también se evidencia que el mayor desafío para la industria de la movilidad aún no se ha resuelto, la sostenibilidad. El transporte se ha convertido en el mayor productor de CO2 de las economías más avanzadas del mundo.
Peor aún, se espera que las emisiones globales de CO2 realizadas por el transporte en los próximos diez años aumenten aún más en tasas de crecimiento de dos dígitos. Lo que amenaza seriamente el futuro de cero emisiones de la movilidad. Sola la innovación disruptiva puede transformar el futuro del transporte en uno sostenible. De hecho, la sostenibilidad se ha convertido en el tema más importante para que los inversores guíen su asignación de capital.
Además, la movilidad en sí misma se ha convertido en el segmento climático más importante de todos. En 2021 en Climate Tech se asignaron el 38% de los dólares de financiación de capital de riesgo a nuevas empresas de «movilidad sostenible». Curiosamente, la aviación se ha convertido en un área de nicho para los inversores climáticos hasta ahora. Esto es preocupante ya que la búsqueda de un transporte más ecológico es particularmente desafiante para la industria de la aviación, que posiblemente sea el modo de transporte más difícil de descarbonizar.
Todavía hoy, no está claro qué tecnologías proporcionarán el mejor camino a seguir para la aviación. Pero el progreso que se está logrando en las principales nuevas tecnologías que dan forma a la próxima era de la aviación, como los taxis aéreos, también conocidos como eVTOL, los aviones eléctricos y de hidrógeno, los sistemas de vuelo autónomos, el combustible de aviación sostenible (SAF) y los drones de carga.
Los taxis aéreos, en particular, han atraído mucho interés comercial hasta el momento, aunque las aplicaciones del mundo real siguen siendo altamente especulativas. Los drones de carga no tripulados, por otro lado, ya son reales y están en auge con más de 1,4 millones de entregas exitosas realizadas en 2022. Sin embargo, la aviación eléctrica aún está a muchos años de distancia. El futuro dependerá de SAF (Sustainable Aviation fuel), que apenas se usa en la actualidad y representa menos del 1% del consumo mundial de combustible para aviones en 2022.
Afortunadamente, un creciente ecosistema de nuevas empresas está creando un nuevo futuro de la movilidad. Y espero, y deseo, que muchas de ellas tengan una alta conciencia social y medioambiental.
FUENTE: Up Partners