Llamamos “genio” a aquellas personas capaces de pensar y actuar diferente y, en consecuencia, a alcanzar logros sin precedentes. La innovación cobra una nueva dimensión para la empresa que sea capaz de contar con ellos en su equipo. Analizamos sus características sabiendo que los nuevos “genios” del siglo XXI son unos locos por la tecnología y el impacto social
Siempre he defendido que la innovación es un proceso, una cultura, y no unos ejercicios de personalismos geniales, pero no cabe duda de que, si conseguimos tener y retener a un genio en una organización, la innovación cobra otra dimensión.
A lo largo de la historia ha existido un espécimen de humano que, por sus habilidades y actitudes diferentes al resto de su especie, se le ha denomina genio. Suele estar asociado a una manera de pensar y actuar diferente y, en consecuencia, a tener logros sin precedentes, creativos y originales.
En la Antigua Roma, el genio era el espíritu guía o deidad tutelar de una persona, familia (gens) o lugar (genius loci). El sustantivo (del verbo latín gigno, genui, genitus, «traer a la vida», «crear») está relacionado con ingenio como sinónimo de creatividad y con ingeniería. En los tiempos de César Augusto se hizo común la acepción «inspiración», «talento
“Aunque el perfil de los genios pueda resultar incómodo, este tipo de personas son de gran atractivo para las empresas”
Hay muchos nombres relevantes en la historia que podemos clasificar como genios y todos suelen tener un patrón de personalidad y comportamiento muy común entre ellos, según los psicólogos:
- Son analíticos e impulsivos:
Según el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, las personas de gran talento van sobrados de dos características: curiosidad e impulsividad.
- No importa tanto la formación reglada como la dedicación a su especialidad:
El profesor de la Universidad de California Dean Simonton concluyó en un estudio que los genios más brillantes eran aquellos cuyo nivel de estudios era medio, lo que podría equivaler a una diplomatura. Aquellos que tenían un bagaje mayor o menor resultaban menos creativos.
- Autocríticos
Los individuos geniales destinan mucho tiempo en recapacitar acerca de lo que quieren conseguir, si han tenido éxito o no y, si no lo han alcanzado, qué deben cambiar. Muy basados en el prueba-error.
- Son dedicados, solitarios y pueden llegar a ser neuróticos
Según los psicólogos suelen ser solitarios, con pocos amigos (que no significa no ser sociales), muy obsesionados con la perfección del trabajo y la novedad, y muy solitarios, al buscar tiempo para el diseño y concepción de sus obras.
- Trabajan por pasión, no por dinero
Los auténticos genios viven con amor su trabajo, y rara vez se entregan a éste por dinero o recompensa alguna, sino por pasión y vocación. De allí que una vez cubiertas sus necesidades básicas y de su familia, no les atraiga el lujo ni la riqueza sino la transformación del planeta y cambiar el status quo.
“Genios como Wolfgang Amadeus Mozart, Steve Jobs, Stephen William Hawking o la Madre Teresa de Calcuta eran dedicados, autocríticos y trabajaban por pasión”
Sin duda todos tienen un perfil muy “incómodo” para la gente que les rodea, pero, en ocasiones, se encuentran genios que, ya sea por su educación, su familia o su entorno, desarrollan una inteligencia emocional, que más allá de generar rechazo a la sociedad, se convierten en personajes tremendamente atractivos, aun sin dejar de ser “incómodos” para su entorno. Genios como Wolfgang Amadeus Mozart, Steve Jobs, Stephen William Hawking o la Madre Teresa de Calcuta, etc… lo fueron, permitiendo que sus logros y hazañas trascendieran aún más si cabe.
Es un imperativo para las empresas que quieran destacar en plena revolución tecnológica y social, que sean capaces de atraer y retener a este tipo de personajes, dándoles un espacio en la organización, incluso a medida, para poder desarrollar su genialidad en un entorno empresarial, a veces hostil para ellos. Lamentablemente la gran mayoría los repudia, tachándoles de “locos”, lo que propicia que la gran mayoría se desarrollen en proyectos personales.
Si alguna vez tienes la suerte de conocer, trabajar o convivir con un genio, lo primero es que debes sentirte afortunado, y lo siguiente es disfrutar y aprender de lo bueno, apartando lo “incómodo” o incomprensible.
Lo que no me cabe duda que los nuevos “genios” del siglo XXI son unos locos por la tecnología y el impacto social…. Por suerte, estoy rodeado de muchos de ellos.